domingo, 15 de noviembre de 2015

HISTORIA DEL ESTADO BOLÍVAR


SIGLO XX
Américo Fernández

Américo Fernández
Tipografías y Litografías Horizonte
Deposito Legal ISDN 980 – 6050 – 79 – 7
Portada: Nino Marchese


INDICE
            Referencias Bibliográficas
            Introducción
I.-AUTOCRACIA DE CIPRIANO CASTRO
            1. Cipriano Castro
            2. Nicolás Rolando
            3. Lorenzo Guevara
            4. Julio Sarría Hurtado
            5. Golpe contra Sarría
            6. Batalla de Ciudad Bolívar
            7. Después de la Batalla
            8. General Luis Valera
            9. General Leoncio Quintana
            10. General Gumersindo Méndez
            11. Castro en Ciudad Bolívar
            12. Francisco Linares Alcántara
II. DICTADURA DE JUAN VICENTE GOMEZ
1.      Juan Vicente  Gómez
2.      Antonio María Delgado
3.      General Arístides Tellería
4.      Doctor Luis Godoy
5.      General David Gimón
6.      Marcelino Torres García
7.      Marcelino Torres García (2° período)
8.      Vicencio Pérez Soto
9.      Silverio González
10.  José de Jesús Gabaldón
11.  Dr. Antonio Alamo
12.  La Muerte de Gómez
III. PERIODO DE LOPEZ CONTRERAS
1.      Eleazar López Contreras
2.      Doctor José Benigno Rendón
3.      Doctor Ovidio Pérez Agreda
IV. PERIODO DE MEDINA ANGARITA
1.      Isaías Medina Angarita
2.      Coronel Carlos Meyer
3.      Gumersindo Torres
4.      José Nicomedes Rivas
5.      Mario Briceño Iragorri
6.      Carlos Tinoco Rodil
V. JUNTA DE GOBIERNO CIVICO – MILITAR
            1. Junta Revolucionaria
            2. Héctor Guillermo Villalobos
            3. Eudoro Sánchez Lanz
VI. JUNTA MILITAR DE GOBIERNO
1.      Derrocamiento de Rómulo Gallegos
2.      José Gervasio Barceló Vidal
3.      Eudoro Sánchez Lanz
VII. APERTURA DEMOCRATICA
1.      23 de Enero de 1958
2.      Horacio Cabrera Sifontes
VIII PERIODO CONSTITUCIONAL 1954-1969
1.      Rómulo Betancourt
2.      Diego Heredia Hernández
3.      Leopoldo Sucre Figarella
4.      Rafael Sanoja Valladares
IX. PERIODO CONSTITUCIONAL 1954 – 1969
1.      Raúl Leoni
2.      Pedro Battistini Castro
3.      Luis Raúl Vásquez Zamora
4.      Rafael Sanoja Valladares
X. PERIODO CONSTITUCIONAL 1969 – 1974
            1. Rafael Caldera
            2. C.E. Oxford – Arias
            3. Manuel Garrido Mendoza
XI. PERIODO CONSTITUCIONAL 1974 – 1979
1.      Carlos Andrés Pérez
2.      Domingo Álvarez Rodríguez
3.      Roberto Arreaza Contasti
4.      Fortunato Adrián Morillo
5.      Jesús Álvarez Fernández
6.      José Miguel Gómez Bello
XII. PERIODO CONSTITUCIONAL 1979 – 1984
1.      Luis Herrera Campins
2.      Alberto Palazzi
3.      Alcides Sánchez Negrón
4.      Paúl Von Búren Pesquera
XIII. PERIODO CONSTITUCIONAL 1984 – 1989
1.      Jaime Lusinchi
2.       Edgar Vallé Vallé
3.      René Silva Idrogo
4.      Pablo Gamboa Rivero
5.      Luis Felipe Goubat
XIV. PERIODO CONSTITUCIONAL 1989 – 1994
1.      Carlos Andrés Pérez
2.      Omar González Moreno
3.      Andrés Velásquez
XV. PERIODO CONSTITUCIONAL 1994 – 1999
1.      Rafael Caldera
2.      Andrés Velásquez
3.      Jorge Carvajal Morales
XVI. PERIODO CONSTITUCIONAL 1999 – 2005
1.      Hugo Chávez Frías
2. Antonio Rojas Suárez
3. Francisco Rangel Gómrz


INTRODUCCIÓN
            Tomando en consideración la experiencia de Cronología de Venezuela, autorizada por el Ministerio de Educación como material de lectura complementaria para la Educación Básica y Ciclo Diversificado que estudiantes, docentes y lectores en general encuentran práctica, sucinta  y amena, hemos decidido publicar una Historiografía resumida del estado Bolívar debidamente ilustrada y en el lenguaje sencillo.
            Por razones de costos  ya objeto de hacerla lo más accesible, quisimos en un principio y así lo materializamos con el primer número, ofrecerlas en forma de fascículos coleccionables, para que periódicamente fuesen transformados en libro o volumen cada cierto número. Pero por reiteradas sugerencias de docentes y estudiantes, resolvimos publicar el libró de una vez, pero en volúmenes. La primera edición del primero, dada a la luz el 30 de agosto de 1993, incluye a la Guayana prehistórica y se  extiende desde que es avistada por el almirante Cristóbal colón en agosto de 1948 hasta finalizar el siglo diecinueve, y éste, el segundo, que comprende lo que va del siglo XX, es decir, desde 1900 hasta 1994.
            Este resumen historiográfico del Estado Bolívar viene, indudablemente, a llenar un vacío desde hace mucho tiempo ansiado de colmar, toda vez que la Historia Regional escrita no existe de manera lineal continua, coherente, compacta, sino dispersa y puntual, lo cual escasamente ayuda como elemento de orientación hacia la investigación y el análisis interpretativo o, en todo caso, como elemento referencial.

            Aparte de que nuestra Historia Regional ha venido siendo postergada y minimizada, posiblemente por falta de quien la estimule, patrocine e investigue de manera sostenido y sistemática, corre el riesgo constante de la ligereza y deformación, y si ello evidentemente es así, cualquier esfuerzo positivo que se haga en esa dirección debe ser bienvenido.

sábado, 14 de noviembre de 2015

AUTOCRACIA DE CIPRIANO CASTRO 1889-1908

             

        Militar y político. Encargado del Poder Ejecutivo y Presidente de la República (1989-1908). Nació en Capacho (Estado Táchira) el 12 de diciembre de 1858. el hijo de una modesta familia de agricultores fue educado en su ciudad natal, luego prosiguió sus estudios en San Cristóbal y finalmente en el colegio Seminario de Pamplona (Colombia, 1873), pues sus padres aspiraban a que fuese cura; sin embargo, abandonó los  estudios religiosos atraído por la vida práctica y la política.
            De vuelta al Táchira, logra conseguir empleo como dependiente en la casa de Van Diessel, Thies y Cía. Participaba en la política local y por un incidente de carácter personal con el cura de pueblo es encarcelado, pero se fuga a los seis meses y encuentra refugio en la vecina Cúcuta donde conoce a la joven Zoila rosa Martínez (Doña Zoila), con la cual contraerá matrimonio más tarde y convertirá en Primera Dama.
            Desde la vecina Cúcuta se integra junto con Carlos Rangel Garbiras a un movimiento armado que invade al gran Estado de los Andes enarbolando la bandera autonomista de la Sección Táchira. Conoce a Juan Vicente Gómez y en 1888, cuando Carlos Rangel Garbiras es nombrado Presidente del Estado de los Andes, lo designa gobernador de la Sección Táchira. Luego pasa a la Comandancia de Armas y desde allí accede a la diputación al Congreso Nacional.
            En caracas se vincula al circula político-social del entonces Presidente de la República, Raimundo Anduela Palacios, de cuya causa continuista se hace adherente frente a la “Revolución Legalista” del General Joaquín Crespo. Para afianzar esa adherencia en los Andes se va al Táchira (marzo de 1892) y organiza una contrarrevolución junto con Juan Vicente Gómez, Emilio Fernández y Francisco Antonio Colmenares, pero fracasa ante el masivo triunfo en todo el país de la Revolución Legalista y vuelve a buscar refugio en Cúcuta, donde vive un exilio de siete años (1892-1899), lapso durante el cual forja junto con su amigo y compadre Juan Vicente Gómez y otros oficiales, un movimiento político que luego recibirá el nombre de “Revolución Liberal Restauradora” suficientemente consistente como para emprender una campaña armada contra el gobierno de Ignacio Andrade.
            Esa campaña la inicia el 23 de mayo de 1899 y cinco meses después (22 de octubre) entra con su ejército triunfante en Caracas, luego que Andrade prácticamente rendido, abandona el poder.
            Al iniciar su gobierno de facto, divide al país que cuenta con una población de 2.323.000 habitantes. En esa coyuntura se produce el fallo del Tribunal de Paris que despoja a Venezuela del  territorio Esequibo.
            Al año siguiente, el Mocho Hernández, que había sido nombrado Ministerio de Fomento, se subleva, pero capturado, mientras capitalistas caraqueños van a la Cárcel por negarse a hacerle un empréstito al gobierno. El país estaba seriamente comprometido con una deuda cercana a los 200 millones de bolívares.
            Castro dinamiza la reorganización del país, convoca una Asamblea Constituyente y en 1902, conforme a la nueva Constitución que le toca promulgar, es nombrado Presidente de la República por los Concejos Municipales. Ese año estalla la Revolución Libertadora comandada por general Manuel Antonio Matos, apoyado por Gran Bretaña y Alemania. Visto el fracaso de la Revolución, estos países dirigen una ultimatum al Gobierno de Castro y bloquean los principios puertos de Venezuela.
            En 1905, la Constitución Nacional es reformado y Castro se hace reelegir por un período de seis años que no logra culminar, pues una insoportable afección renal lo conduce a Europa, para someterse a una operación quirúrgica a la cual sobrevive, pero con el dolor de haber pedido el Poder. Su compadre, el general Juan Vicente Gómez, a quien había dejado encargado de la Presidencia, decidió, con el apoyo del gobierno norteamericano, dejarlo en exilio amparado en una decisión de la Corte Federal que inhabilitó a Castro para ejercer el Poder por delito de asesinato perpetrado contra el general valenciano Antonio Paredes y otras dieciséis políticos cuando después  de sometidos en el curso de una invasión desde Trinidad fueron muertos y lanzados al Orinoco.

            Durante la Autocracia de Cipriano Castro, gobernaron en el Estado Bolívar los Generales Nicolás Rolando, Lorenzo Guevara, Julio Sarría Hurtado, Ramón Cecilia Farreras, Luis Valera, Leoncio Quintana, Gumersindo Méndez y Francisco Linares Alcántara.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Gobernador Nicolás Rolando 1899-1900

            Caudillo militar y político. Fue el primer Gobernador de Cipriano Castro en el Estado Bolívar, desde diciembre de 1899 hasta el 24 de abril de 1900.
            El general Nicolás Rolando Monteverde, nació en Barcelona, Estado Anzoátegui, el 27 de enero de 1858 y falleció en Caracas el 14 de febrero de 1914. Estudió Farmacia en la Universidad Central de Venezuela y una vez graduado se estableció en Cumaná, donde destacó como figura importante del liberalismo oriental. Actuó política y militarmente al lado del general Joaquín Crespo y por esa vía llegó a ser Presidente constitucional del gran Estado de Bermúdez. En 1898 Presidente del Estado Sucre y el mismo año Ministro de Fomento.
            Siendo Senador en 1899 lo sorprendió la Revolución Liberal Restauradora y en reconocimiento a su filiación liberal, Cipriano Castro lo designó Gobernador Militar de Guayana en diciembre de 1899.
            Para entonces, de todo el Estado, y Ciudad Bolívar, su capital, con 12.500 habitantes, era el punto más poblado y también el centro y puerto comercial más importante del arco sur orinoqueño, incluyendo Apure. Tenía relaciones de importación y exportación con los puertos más movidos del mundo, entre ellos: el Havre, Paris, Bordeaux, London, Manchester, Port Spain, Nueva York, Caracas y La Guaira a través de la línea de Vapores  Hamburgo – América.
            Las artes de impresión y las letras habían adquirido gran impulso. Circulaba El Anunciador, diario de la tarde, fundado como trisemanario el 2 de junio de 1895 por Alfredo Mario Blanco y convertido en diario por don Agustín Suegart a partir de 1900. Circulaba asimismo Horizonte, órgano del centro científico-literario de la ciudad, dirigido por el doctor J.M. Agosto Méndez.
            El General Agustín Suegart, nuevo propietario de El Anunciador, era liberal y partidario del castrismo, por que puso su vespertino a la orden incondicional del gobierno y por ello casi siempre refritaba a “El Restaurador” que venía de Caracas, especialmente cuando publicaba artículos como este: “Ya los godos van entrando en razón, van comprendiendo que Castro es el hombre necesario en estos momentos excepcionales de nuestra existencia política; ya convienen en que su Mocho no sirve para nada (El Mocho Hernández, jefe del Partido Nacionalista, que había  renunciado al Ministerio de Fomento para alzarse)… no os figuréis, hombres poquitos del godobando, que castro es 1874 con los contratos enormes, ni 1885 con el desorden, la prenuria y el hambre, ni 1890 con la vacilación y la concordia, ni 1892 con el continuismo, ni 1897 con la tiranía y el robo, ni 1898 con la inepcia y el nepotismo… no, castro es algo nuevo, castro es la Restauración”.
            El obispo de la Diócesis era Monseñor Antonio María Durand, desde 1892, y la Cámara de Comercio arrancaba con la siguiente directiva: Presidente, L, Brockmann; Primer y segundo vicepresidentes, M. Palazzi y Roberto Henderson; Tesorero, José Frustuck; vocal, José Afanador y Secretario, T. Machado Núñez.
            Los carnavales de 1900 en ciudad Bolívar fueron bastante lucidos. Entonces la junta para organizarlos la designaba el jefe civil del distrito que a la sazón era Luis A. Guerra. Esta junta estuvo formada por Pedro Luccione, Luis Felipe Lloverá Solano, Santos Palazzi, M. Parchen, Alejandro Agostini, Mariano Figarella, Manuel Plaza y Salomón Khazen.
            Guayana tenía un colegio con rango universitario. Tal el Colegio Federal de Primera Categoría, del cual era catedrático de clínica ginecológica y obstétrica el doctor Felipe Jorge Lebrun, fallecido ese año. Fueron cuatro muertes muy sentidas de los bolivarenses en 1900, la del Dr. Lebrun, quien además era médico oficial de la Guarnición; la del Cónsul Británico, James Lyall, asesinado por un psicópata colombiano; la del General Alejandro Montilla, quien había sido diputado y Presidente del Estado Bolívar y la del General Antonio José Betancourt Sucre, descendiente del Mariscal de Ayacucho, ocurrida en Guasipati.
            El Colegio Federal de Primera Categoría o Universidad del Estado de Guayana que graduaba desde 1862, fue declarado de Segunda Categoría por decisión  del Ejecutivo Nacional, causando perturbación y gran malestar en la ciudad, especialmente en los jóvenes pobres. El Rector recibió el seis de septiembre la comunicación oficial del Dr. Félix Quintero, Director de Instrucción Pública, e inmediatamente los estudiantes publicaron un manifiesto de oposición y luego una carta en igual sentido le fue dirigida al Presidente de la República.
            El balance en 48 años de la Universidad, vale decir, del 12 de julio de 1862 hasta 1900, había sido 34 grados de bachiller en Medicina; 19 grados de Bachiller en Derecho, 9 grados de bachiller Teología; 19 grados de doctor en Medicina; 16 grados de doctor en derecho y 4 grados de de doctor en Teología. Para la fecha estaban por graduarse 7 jóvenes de doctor en derecho y cinco de médicos.
            Por efecto de un Decreto del Presidente Cipriano Castro (28 de octubre de 1899) que dividía el territorio nacional en 15 estados, el Distrito Federal y el Territorio Federal Margarita, el Estado Bolívar pasó a ser nuevamente el Estado de Guayana. El Estado Bolívar adquiere definitivamente este nombre con la constitución del 29 de marzo de 1901, la cual reestableció la división política de la República en 20 Estados.
            El General Nicolás Rolando duró menos de cinco meses como Jefe Civil y Militar de Guayana. El 24 de abril fue sustituido por el General Lorenzo Guevara.

            Rolando, descontento, se unió a los movimientos conspirativos del General Manuel Antonio Matos que entonces se organizaba contra el régimen de Castro. A fines de 1901 viajó a la isla de Trinidad y desde allí acaudilló la “Revolución Libertadora” el 9 de marzo de 1902 que tendrá a Ciudad Bolívar como sangriento escenario final. En Angostura había dejado a un hombre clave dentro de la guarnición, al coronel Ramón Cecilio Farreras Franchi, quien se desempeñaba como Jefe Instructor.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Gobernador Lorenzo Guevara


El general Lorenzo Guevara, asume la jefatura civil y militar de Guayana el 24 de abril de 1900 y gobierna hasta el 6 de mayo de 1901.
            En el mismo vapor Bolívar donde llegara su esposa Belén meses antes, parte del General Nicolás Rolando. Había otro vapor, el Orinoco, propiedad de la Casa Dalton y Cia, que muchas veces contrataba el Gobierno para movilizar tropas de un lugar a otro del río.
            El nuevo gobernante nombra a sus colaboradores, entre ellos al general Jesús Torres C. en la secretaría General de gobierno y se apresta a unirse a la celebración de las fiestas de San Isidro Labrador que entonces eran populares en el barrio de su nombre donde tenía el santo de la lluvia una capilla en la que se cantaba este verso morichalero del doctor Ramón Isidro Montes, compuesto en 1876: ya viene el 15 de mayo / que es la fiesta del patrón / pidamos una limosna / para hacerle su función / para que digamos todos / implorando su fervor / san isidro! San Isidro! / San Isidro Labrador!/.
            Hasta tanto la constituyente sancionara una nueva Constitución, el general Lorenzo Guevara nombró ejecutivamente los concejos municipales. De esta manera: el de heres conformado por el Br. Régulo Machado (Presidente); Gral. Juan M. Ruiz, general Ramón Contaste Laveaux, Dr. A. Natera Ricci, Dr. J.T. Ochoa y Br. Luis Acevedo Itriago.
            Ese año de 1900, justamente el 14 de abril, se inauguró un Circo de Toros con el nombre de “Circo de Toros La Paz”. Pero la corrida fue todo un fracaso. El diario “El Anunciador” reclamó: “Toros y toreros no tuvieron ala satisfacción del soberano, que es Casiano en todas estas gergas y como es natural e indispensable, la empresa debe ser solicita en prometer y cumplir mejores condiciones en las próximas corridas”. El empresario prometió una segunda corrida con los diestros caraqueños El Rubí y Vicente Victoria Mendoza, pero al final no fue posible por lo que hubo que improvisar nuevo circo con otro nombre, el de Santa Justa. En esta corrida a gradas llenas, actuaron los toreros Pablo Mirabal “El Rubio”, Bocanegra y el Chato. La  entrada el circo fue completamente gratis. Obsequio del presidente del estado, General Lorenzo Guevara, generosidad a la cual lo excitaba su matrimonio con una de las distinguidas señoritas de la ciudad, María Magdalena, hija del doctor Wenceslao Monserrate Hermoso, destacado abogado de la época.
            Aunque la mayoría de los historiadores ubican el comienzo de la historia del cine el 28 de diciembre de 1895 cuando en el sótano del gran café de París Luis Lumiere presentó las primeras imágenes en movimiento, esta comprobado que ya en 1888 Agustín Le Prince (francés muerto misteriosamente en 1890) había perfeccionado una cámara-proyector que filmaba veinte cuadros por segundo y utilizaba película perforada; que Tomás Alva Edison (EEUU), en 1890, había construido el Kineoptico; que George Demery (francia), en 1892, había patentado su Fonoscopio; que Birt Acres(Inglaterra), en 1895, había presentado y con el cual realizó una famosa filmación del Derby de ese año y que en Berlín los Hermanos Skladanowski, en 1895, inventaron el Biocospio, un doble proyector que utilizaba película transparente perforada.
            Pues bien, el primero de estos aparatos cinematográficos llegado a Ciudad Bolívar fue el Biocospio inglés, traído por Whiteman. Su primera función tuvo lugar el 30 de noviembre de 1990, cinco años después de su invención, en el Hotel Bolívar ( no el actual), propiedad de Guillermo Eugenio Monch, ubicado en la parte alta del comercio Montes & Monch de la calle Orinoco.
            En la primera función el empresario Whiteman proyectó las cintas “El Baile de la Serpentina” y Destrucción del vapor Maine”.
            Una segunda función se presentó en el mismo Hotel Bolívar el 3 de diciembre y en la misma actuó en vivo la cantante Julia Acosta. La tercera y última función, tal vez por lo incomodo del Hotel, se dio en el Teatro Bolívar el 10 de diciembre. Este Bioscopio fue presentado entonces como “El Rey de los Cinematógrafos” y dejó un público cautivo para futuras presentaciones. Vale decir que el empresario Whiteman se le adelantó a Federico I Berhens, quien había ofrecido a los bolivarenses traerles el Kineopticon en agosto.
            Ciudad Bolívar no disponía en 1900 de un Hospital adecuado para servir una población local de 12 mil habitantes y 70 mil en el estado. El hospital que se había propuesto Dalla Costa en 1870 fue transformado en cuartel y la edificación utilizada por el hospital de caridad, debido a su progresico estado de deterioro, se hallaba en reparación total desde junio de 1899. de allí que el concejo municipal haya acordado el 9 de abril darle un vuelco a la administración del hospital de caridad para hacerlo más eficiente y adecuado a las necesidades de la ciudad. Empezó por sustituirle el nombre y así se llama desde entonces “Hospital Ruiz”, en homenaje a quien por mucho tiempo desempeñó los cargos de Medico-director de los hospitales Civil y Militar y de Médico de Sanidad del Puerto como la Vicerrectoria del Colegio Federal. Después por Resolución del presidente del estado se destinó el producto del impuesto sobre los cueros de res al fomento del hospital y la composición de las calles (28 de agosto) y al efecto se nombró una junta integrada por los doctores L.A. Natera Ricci (presidente), J.F. Ochoa y J.M Agosto Méndez para administrar esos recursos. Finalmente, una vez concluidos los trabajos bajo la dirección del Ingeniero P.H. Carranza, la municipalidad nombró una junta administradora del hospital Ruiz integrada por los doctores José Tadeo Ochoa, P.H.  Carranza, P. Acosta Delgado, C. Urbano Taylor y F. Retali para ejercer la autoridad superior al ser inaugurados los trabajos de ensanche y reparación.
            La comunicación telegráfica de ciudad bolívar con el resto del país no era directa. Había que lograrla a través de la Estación de Soledad hasta el 3 de diciembre de 1990 que fue instalado un cable subfluvial. Desde entonces comenzó a operar en ciudad bolívar una estación telegráfica bajo la jefatura de Rodríguez Santaella. El primer mensaje recibido procedía de coro. Ciudad bolívar podía entonces comunicarse telegráficamente con caracas, Maracaibo y todas las estaciones del país.
            De manera que los bolivarenses para ese año tenían teléfono y telégrafo, pero no había sido posible la luz eléctrica. Esta llegaría once años después. La ciudad se alumbraba  con faroles y ello permitía al para entonces popular “Zambo Justo” pasearse desnudo por la calle Miscelánea mientras los muchachos lo alumbraban con cerillas para observarlo mejor.
            Las boticas como La Bolivariana en el Paseo San Antonio, no solo se limitaban a vender medicamentos sino también perfumes, dulces y vinos españoles. Las minas de hierro de Imataca dejaron de explotarse debido a que la concesionaria “The Orinoco Iron Company” fue embargada por más de 75 mil bolívares que debía a Ellis Greel y Compañía, de Trinidad. Comenzó el embaldosamiento de la Plaza Bolívar, a levantársele  monumentos a Falcón y Dalla costa, acabar con el monopolio de navegación que The Orinoco Shipping & Trading Company Limited tenía por el Orinoco y a dársela impulsó al Teatro Bolívar presentando largas temporadas de Zarzuela y famosas piezas de la Dramaturga Hispana.

            De acuerdo con el decreto del 15 de abril, Cipriano Castro, Presidente Provisional de los Estados Unidos de Venezuela, conforme a las atribuciones 1 y 2 del artículo 3ro de la ley sobre organización provisional de la República, volvió a dividir al país en 20 Estados y al hacerlo, nombró nuevos mandatarios regionales, entre ellos, al General Julio Felipe  Sarría Hurtado, para el Estado Bolívar.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Gobernador Julio Sarría Hurtado 1901-1904


Militar y político. Fue designado Presidente del Estado Bolívar el 17 de abril de 1901. Se posesionó el 6 de mayo y gobernó hasta el 27 de mayo de 1904.
            El general Julio Felipe Sarría Hurtado nació en caracas el 17 de agosto de 1841 y falleció en Maiquetía el 31 de marzo de 1916. Tenía 60 años cuando fue nombrado Presidente del Estado y había cumplido una trayectoria militar importante desde que peleó como soldado en la Guerra Federal (1859-1863). Tenía la mano derecha mutilada y presentaba una cicatriz en el rostro, a causa de heridas sufridas durante la toma de caracas por parte de las tropas de la Revolución de los Azules (junio de 1868).
            Se distinguió como militar aguerrido en importantes acciones y llegó a ser dos veces ministro de Guerra y Marina (1879 y 1890); Presidente de Sucre, Táchira, Gobernador del distrito Federal, (1899), Jefe civil y militar de Maracaibo, de Mérida y Jefe de Fronteras.
            Designado Presidente del Estado  el 17 de abril, tomó posesión el 6 de mayo. En el Territorio Federal amazonas mandaba como gobernador el historiador Bartolomé Tavera Acosta y en el Territorio Federal Yuruary que nuevamente había sido creado (14 de diciembre de 1900) y el cual abarcaba al Distrito Roscio y a la Comisaría Nacional de Cuyuní, había sido designado gobernador el general Manuel Silva Medina.
            Sarría, al igual que su antecesor también llegó a la ciudad en vísperas de las fiestas de San Isidro Labrador donde la muchachada se divirtió con la Cucaña o Palo encebado, frente a la pulpería de Alberto Gamboa, en el Paseo Gáspari.
            Sarría se cortaba el pelo en la Barbería Francesa de J.M. Castellani en la calle Miscelánea cuando demasiado tarde se enteró de la muerte del General José Pío Rebolledo, ocurrida el 16 de abril de 1901 en Caicara de Maturín. Rebolledo como él había peleado en la Guerra Federal y los Guayaneses lo recordaban porque el 29 de enero de 1880, como jefe de la Guarnición de Ciudad Bolívar, se levanto en armas contra el Gobierno de Antonio Guzmán Blanco dando muerte a su inmediato superior, el General Manuel Carrillo Cortes, en la Casa de las Doce Ventanas. Entonces fue sometido y condenado a la pérdida de sus grados militares y a 10 años de presidio en el Castillo de San Carlos.
            En esos días los Battistini y los Boccardo, no se podían ver debido a un conflicto judicial a nivel de Juzgado Civil que terminó condenando al comerciante José Boccardo a pagarle a Aurelio Battistini la cantidad de 58.127,72 bolívares, una cifra importante para una época en que el comercio Angostureño lucia floreciente.
            El Poder Judicial era administrativamente muy regional y en vez de Juzgado Superior como ahora teníamos Corte Suprema del Estado que, a propósito, confirió ese año el titulo de abogado al bachiller Federico Calderón, quien se había graduado en el Colegio Federal de Guayana el 16 de noviembre del año anterior.
            Para entonces el Colegio Federal de Guayana había sido relegado a segunda categoría, recién llegado Cipriano Castro al poder, pero el 11 de marzo recapacito y dictó un decreto autorizando al Colegio Federal de Guayana para reinstalar las clases de Ciencias políticas y ciencias médicas que existían anteriormente y para abrir las Escuelas de Minas. Dicho decreto establecía que los cursantes podían  optar al titulo de doctor en el mismo Instituto o en cualquier Universidad del país.
            Luis A. Natera Ricci, quien en el mismo Colegio Federal se había recibido de doctor en ciencias Políticas en julio de 1888, figuraba como flamante Presidente del Colegio de Abogados mientras el otrora compañero de estudio Adrián María Gómez que igualmente cursó allí Ciencias Eclesiásticas, se estrenaba como Deán de la Catedral.
            1901 si bien resultó favorable para el colegio por la reinstalación de sus cursos universitarios, por otro lado no, por cuanto sufrió las pérdidas del doctor Carlos Machado, quien falleció desempeñando el Vicerrectorado y las cátedras de gramática, castellano y latín y del Dr. José Gervasio Rodríguez, decano de la facultad de ciencias, fallecido el 13 de octubre.
            Uno de los primeros Decretos del Presidente Sarría fue el de convocatoria de la Asamblea constituyente del Estado, la cual se instaló el 3 de junio bajo la presidencia del doctor José Tadeo Ochoa, quien junto a Antonio Bello representaba al distrito heres. Los otros miembros de la Constituyente eran los generales Manuel González Gil y Emilio César Santo domingo, por Cedeño; Policarpio Espejo y Timoteo Carvajal, por Sucre y Agustín Suegart y Miguel Acevedo, por Piar.
            La Asamblea constituyente, al igual que la Asamblea legislativa del Estado nombrada Junta Directiva cada diez días durante el periodo de sesiones, de suerte que la misma que duro apenas veinte días para dictar una nueva constitución, tuvo una segunda directiva presidida por el general Fernando Calzadilla, quien se había incorporado como diputado suplente.
            La nueva constitución regional fue sancionada ese año el 20 de junio y estableció que el Presidente del Estado designado por el pueblo a través de sus representantes “durará tres años en sus funciones y no podrá ser elegido para el trienio siguiente”. Cinco Días antes la Asamblea Constituyente del Estado había decretado la ratificación de los poderes del Presidente provisorio Sarría Hurtado hasta tanto fuera reemplazado constitucionalmente.
            La nueva Carta estatal implicó la elección constitucional de nuevas autoridades para suplantar a las que gobernaban provisoriamente, de manera que se dictó una ley de elecciones y se estableció el 28 de octubre para los comicios. La votación duraba tres días a nivel de parroquias para elegir a los concejos municipales. Estos precedían después a votar por los representantes del distrito a la Asamblea legislativa y por sus candidatos a la Presidencia y vicepresidencia tanto de la república como de su Estado respectivo. Finalmente enviaban las actas a la asamblea legislativa para el escrutinio general y al senado las correspondientes al presidente de la república y vicepresidencias.
            Las elecciones para los cuerpos deliberantes conforme a la nueva constitución del estado se realizaron entre fines de septiembre y comienzos de octubre. En el distrito heres resultaron electos el Dr. Vicente Castillo Rivas, Tomas Machado Núñez, Antonio González, Gral. Agustín Suegart, Br. J. Felipe Abundio Silva y Dr. José Tadeo Ochoa en quien recayó la Presidencia. Lo igual ocurrió en el resto de los distritos donde los cuerpos edilicios quedaron presididos por J.M. González, en Piar; Juan Manuel García, en Sucre y Juan Francisco Arismendi, en Cedeño.
            La primera asamblea legislativa de 1901 electa constitucionalmente, se instaló el 5 de diciembre a las tres de la tarde y eligió para la primera década al Dr. Antonio bello como el presidente; primer vicepresidente, Gral. Alfredo Alcalá; segundo vicepresidente, Dr. Eduardo Oxford y secretario el Br. José Mª Arroyo.
            Cuatro días después recibía el mensaje del presidente del estado, gral. Julio Sarría Hurtado, quien se lamentaba de la discriminación notable sufrida por el tesorero, tanto por las creaciones de los Territorios yuruary y delta amacuro, como por la reducción del situado constitucional.
            En verdad que poco había podido hacer el mandatario regional en ocho meses de ejercicio, apenas la creación de una Escuela de varones en el Municipio Cermeño (Distrito Heres); un busto del prócer Juan Bautista Dalla Costa en la plaza miranda y otros del general Juan Crisóstomo falcón en el Malecón, montado por la casa de Julio Roverssi hijo, pero los bolivarenses no veían bien que el busto fuese más alto que el pedestal, lo cual hubo de corregirse posteriormente. La inauguración de ambos monumentos tuvo lugar el 5 de julio y el discurso de orden lo pronunció don Hilario Machado.
            Después de recibido y considerado el mensaje presidencial, la Asamblea legislativa discutió y aprobó un proyecto de reforma a la ley de división político-territorial que dividía al estado en cuatro Distritos Heres, Capital Ciudad Bolívar, cedeño; capital caicara; Piar, capital Upata y sucre, capital Moítaco “mientras se consigue la reincorporación de los distritos que forman actualmente los territorios Yuruary y Delta Amacuro que han sido parte integrante del Estado”.
            La llegada de castro al poder no significó de ninguna manera., la pacificación del país, máxime cuando éste se desvió hacía el autoritarismo. El general José Manuel (Mocho) Hernández, jefe del partido nacionalista con el cual quiso montar una especie de extraña coalición no duró un solo día en el gobierno. Se alzó aunque pront fue derrotado y encerrado en el castillo de san Carlos. Lo sucedió el doctor y general Carlos Rangel Garbiras, jefe del mochismo en el Táchira, apoyado por los conservadores desde Colombia, pero también fue vencido.
            En el estado bolívar, antiguos predios revolucionarios del Mocho Hernández, no fueron menos los alzamientos, pero igualmente frustrados. El general Celestino Peraza y su lugar-tenientes Rómulo Sabino e Ismael Ovalles fueron vencidos, capturados y encerrados en la Cárcel de ciudad bolívar a mediados de mayo, lo mismo le ocurrió al gral. Zolio Vidal, quien junto con Dionisio Lizardi se había alzado contra el gobierno, este último cayó muerto en cañaveral.
            También cayó muerto (julio 12), pero por agavillamiento en el Territorio Federal Yuruary del que había sido su primer Gobernador, el gral. Santiago Rodill. Recibió cinco disparos de varios agresores.
            Antonio Liccioni, curso al cual estuvo ligada la época floreciente de El Callao, falleció el mismo día (20 de junio) en que la onda de la llamada Revolución Restauradora, daba a los bolivarenses una nueva Constitución.
            Falleció a los 84 años de edad y su muerte paralizó toda la actividad pública y comercial de la región. El Gobierno declaró duelo público y cerro las oficinas durante dos días. A Domingo María Battistini y Carlos Machado, Vicerrector del Colegio Federal, les toco dar las gracias en la plaza miranda donde era tradición detener el sepelio camino al cementerio. Alí Machado, quien moriría también 43 días después, exalto la generosidad del hombre que había llegado a Guayana por los senderos del llano colombiano, destacando la colaboración que le prestó a Juan Bautista Dalla Costa para construir el Hospital La Cruz.
            Por cierto que el 26 de mayo de ese mismo año el Concejo Municipal había nombrado una comisión presidida por él e integrada por Brígido Natera, Rómulo G. Natera, Antonio María Delgado y G. Barnewitz con el objeto de levantar un informe sobre ese hospital La Cruz cuyo edificio había sido transformado en el Cuartel Capitolio.
            Y era que el gran problema de Ciudad Bolívar por esos días parecía ser su hospital Ruiz  funcionando en una casa de barro y piedra que amenazaba con desplomarse y para cuya reparación urgente el presidente Cipriano castro no vaciló en atender la solicitud de 25 mil bolívares que le formularon los bolivarenses.
            Otro problema era el del Aseo Público, por lo que el jefe civil de heres, Gral. Adolfo Quintero, hizo saber a los dueños e inquilinos de casas, que el presidido no estaba obligado a limpiar el frente de sus respectivas habitaciones y que para el 31 de diciembre debían ser aseados los frentes de las casas, quedando penados los que no cumplieran la disposición, igualmente quienes amarraran animales en la Alameda, ventanas de las calles públicas y arrojaran basura en La Laguna, Laja de la Sapoara y Orinoco.

            La Ciudad se preparaba para recibir pomposamente al Nuevo Año (1902) y aunado a la limpieza de la ciudad, el Presidente Sarría Hurtado había nombrado una comisión responsabilizándola de los actos festivos.

Ramón Cecilio Farreras, Jefe civil y militar de Guayana


Los fatalistas suelen decir que cuando la alegría es explosiva e interna, presagia tragedia o algo parecido. Y si eso es así, en la Ciudad Bolívar de 1902 se cumplió ese aserto de mal agüero, pues el año se inicio con desbordada alegría y terminó con la ciudad tomada para un gran baño de sangre.
            1902 fue recibido por los bolivarenses con la ciudad que parecía un espejo de limpia, la Plaza Bolívar iluminada al igual que las plazas Falcón, Miranda y Talavera, retretas de la Banda del Estado dirigida por F.G. Grillet, salvas de artillería, Tedeum de la Catedral, Paseo Militar, banquetes populares, corridas de toros, piñatas, cucañas y mucha música y fuegos artificiales en la Alameda.
            El General Julio Sarría Hurtado, quien había sido electo Presidente Constitucional del Estado Bolívar para el trienio 1902-1905, al igual que el Gral. Diego Arreaza y el Dr. José Tadeo Ochoa, primer y segundo vicepresidente respectivamente, fue juramentado por la Asamblea legislativa que presidía el Dr. Antonio Natera Ricci, el mismo primero de enero. Luego Natera Ricci pasó a formar parte del tren ejecutivo como Secretario General de gobierno, pero provisionalmente porque pronto el general Manuel Silva Medina vendría de la gobernación del territorio federal yuruary a ocuparse ese cargo, al menos hasta el 22 de mayo cuando recibió orden de reencargarse nuevamente de la gobernación del territorio. Castro movía sus piezas, pues estaba en puerta una guerra contra su mandato.
            El Mocho Hernández continuaba siendo un factor de inestabilidad y por ello ordeno romper relaciones con la vecina Colombia debido a los incidentes fronterizos protagonizados por revolucionarios mochistas, virtualmente favorecidos por el gobierno conservador del vecino país.
            Pero, esto no era todo, Castro estaba preocupado porque veía sobrevenir la Revolución Libertadora liderizada por el banquero Manuel Matos, quien desde a bordo del vapor Ban Righ, al que le puso el nombre del Libertador había lanzado la conocida proclama “La Patria gime. La Patria perece”.
            El vapor Libertador se desplazaba por el Mar de las Antillas tratando de aumentar su flota con barcos venezolanos que cubrían esa ruta. El vapor Bolívar del cual era Fiscal y Jefe de la Guarnición del coronel Arturo Uslar, padre del Dr. Arturo Uslar Pietri, estuvo a punto de ser capturado y vino a para a Ciudad Bolívar, donde permaneció dos días.
            Sin embargo, la provincia estaba tan acostumbrada a las sublevaciones que no porque estuviese en puerta una guerra iba a dejar de celebrar sus fiestas tradicionales.
            El Carnaval era fiesta tradicional y los bolivarenses, no la dejarían de lado a causa de un conflicto que apenas se anunciaba. De manera que el Carnaval de 1902 estuvo como de costumbre, divertido, especialmente con las Carreras de caballos escenificadas en plena calle y la popular Cucaña o Palo encebado exaltado ese año en la vena poética de M. Ramón Carrión: Nadie a subir se atreve a la Cucaña / que un premio ostenta en la elevada cima / hasta que al fin un mozo se aproxima / y en práctica poner quiere su maña /Ríe su gente y su valor extraña / más cuando ve el término se arrima / con sus aplausos y su voz se anima / y la fuerza a sus brazos acompaña / Toca el premio por fin, más un descuido / le hace caer y el pueblo se apresura / a convertir su aplauso en un silbido / que siempre en este valle de amargura / silban al infeliz que está caído / los que aplaudieron viéndole en la altura/.
            La carrera de caballos, a falta de hipódromo, se realizaban en plena calle, pero generalmente en La Alameda, hoy Paseo Orinoco.
            En los carnavales de ese año se escenificaron en La Alameda bajo los auspicios del Presidente del Estado, Julio Sarría Hurtado. El primer día se escenificaron tres carreras: la de las damas, en distancia de 600 varas; la del comercio, 500 varas, la de los Gentleman, a 400 y la de los Vencedores (caballos triunfantes en distintas carreras), 500 varas.
            Tanto la vara (0.836 m.) como la legua eran las medidas de longitud prevalecientes. Aún no se había puesto en práctica el sistema métrico decimal.
            Para participar, había que inscribirse y en la solicitud consignar los nombres y colores de los caballos así como colores y distintivos de los jinetes. Se realizaban apuestas en una taquilla instalada por los organizadores del evento, cuya apertura anunciaba un toque de campaña. Una segunda campanada era señal de que los caballos se preparaban para la partida. El cierre de la taquilla o apuestas se indicaban con un tercer campanazo.
            Al hacer la bandera debían partir los caballos y el que no lo hiciera en el instante, perdía todo derecho a la misma. Así de esta manera se fue avivando y creciendo el entusiasmo hasta 1907 que la ciudad tuvo por iniciativa privada y del gobierno un hipódromo en la parte oriental de la capital en el cual el Jocky Club organizaba carreras hípicas por temporada.
            Ciudad Bolívar tiene tres islas o islotes, prácticamente al frente de su desarrollo urbano. Hacía la parte oriental, Isla Panadero, en pleno centro la Piedra del Medio y al occidente El Degredo.
            Degredo es un vocablo netamente venezolano y se emplea para designar lugar de enfermos contagiosos. A esta bella isla del Orinoco se le nombra así porque allí el gobierno de la Provincia ordenaba permanecer a los barcos cuando procedían de puertos de donde Sanidad tuviese información de brotes epidémicos.
            Ese año estallo un brote de viruela y fiebre amarilla en Las Antillas, por lo que en la ciudad se instaló una Junta de Sanidad para ejercer vigilancia de los buques procedentes de las islas del caribe. El primer barco que sufrió los rigores de las medidas fue la goleta francesa Iris, la que fue obligada a permanecer quince días en El Degredo.
            La junta de sanidad funcionaba y estaba integrada por médicos casi todos de los hospitales caridad y mercedes, para entonces muy mal de recursos por lo que hubo que pedirle al artista Colon Gómez, recién llegado para actuar en el Teatro Bolívar, una función de transformismo a beneficio de esos nosocomios donde era más que evidente y manifiesto el humanitarismo del personal médico y paramédico.
            En la isla del degredo, la cual habría pertenecido al general La Rosa, a quien don Natalio Valery visitaba con mucha frecuencia. Por supuesto, doña Paulina La Rosa se instalo allí después que el islote dejó de ser Degredo. Otro visitador de la isla era el Br. Ernesto Sifontes cuando se puso de manifiesto su gran vocación meteorológica. Ese año de 1902 se ocupaba en su casa de la plaza miranda, frente a José Ramón Pérez, de limpiar y componer máquinas de coser tanto las ruidosas de cadenetas como las silenciosas Singer.
            Aunque estaba en puertas una guerra, la ciudad no lo demostraba y menos el presidente del estado Julio Sarría, quien quería hacer cosas y ponía mucho oído a las sugerencias de los notables de la ciudad, entre ellas, la necesidad de crear la procuraduría general del estado para que el ejecutivo tuviese quien lo representara ante los funcionarios de la administración de justicia.
            Efectivamente, sarría hurtado dictó un Decreto de cinco artículos el 5 de abril, creando la Procuraduría General del Estado que sería abrogado el 3 de junio de 1904 por el presidente Leoncio Quintana.
            La ciudad de Saint Pierre de la barloventeña isla de martinico, quedó totalmente destruida por efecto de la erupción del volcán Monte Pelado (Montagne Pelée). Bajo su alud de fuego quedaron sepultados sus habitantes, entre ellos miembros de las Familias Bolivarenses Pietrantoni, Retali, Tomassi y Palazzi.
            Martinica es departamento de Francia. Tiene 1.100 Kms. 2 y su capital es Ford-de-France. Pertenece al grupo de Barlovento de las Antillas Menores y está situada entre Dominica, Al N, y Santa Lucía, al S. Dominada por el pico volcánico Montagne Pelée de 1.397 metros de altitud, es célebre por haber sido cuna de Josefina, esposa de Napoleón.
            Otra erupción, pero ya en otros términos, fue la que ocurrió en Ciudad Bolívar al sublevar el 23 de mayo en el cuartel del capitolio, una gran parte del Batallón cordero, a la cabeza de su jefe de instrucción, Capitán Ramón Cecilio Farreras, en combinación con fuerzas civiles liderizadas por Francisco (Pancho) Contaste Gerardino, quien tenía su residencia en la llamada Casa de Tejas del Zanjón.
            El presidente del estado julio sarría hurtado y el comandante del batallón cordero, general Ovidio salas, resistieron con unos 200 hombres durante cinco días convirtiendo la ciudad en escenario de una encarnizada lucha. Ya impotentes el 27 de mayo decidieron con el resto de sus tropas abordar el vapor masparro y retirarse a San Félix luego de varios días, reembarcaron en el vapor Miranda hacia trinidad, dejando al general Anselmo zapata, resistiendo en San Félix.
            Como consecuencia de este golpe, el diario El Anunciador dejó de circular, pero apareció el diario La Revolución Libertadora, dirigido por Emilio Alcalá para suplir su falta.
            Ramón Cecilio Farreras se declaró Jefe Civil y Militar del Estado Bolívar y nombró como Secretario General al doctor Pablo Acosta Delgado, a quien mese más tarde sustituyó Luis F. Vargas Pizarro.
            En agosto, los bolivarenses experimentaron la primera reacción del gobierno de castro. Los vapores de guerra Restaurador y Bolívar, comandados por el coronel Román Delgado Chalbaud y bajo el mando expedicionario del general José Antonio Velutino remontaron el Orinoco y en los días 20, 21 y 22 dispararon 1.300 proyectiles explosivos sobre la ciudad causando cinco muertos, 14 heridos y dañando seriamente numerosos inmuebles, entre ellos la Catedral, el Colegio Nacional, los Hospitales Ruiz y Mercedes, el Acueducto y el Capitolio.
            Con la sublevación de R.C. Farreras, la Revolución Libertadora comandada por Manuel Matos, obtuvo a última hora una pieza importante dentro del cuadro de su revolución, pero no sirvió sino para alargar meses más una guerra que a menos de tres años se veía perdida ante la contundencia militar de las fuerzas comandadas por el General Juan Vicente Gómez.

            Ramón Cecilio Farreras, convertido en Jefe Civil y Militar de Guayana, era guayanés. Hijo del educador Juan Bautista Farreras y Mercedes Franchi había nacido en Ciudad Bolívar en 1875 y estudiado en la Escuela de Artillería fundada en Caracas por el presidente Joaquín Crespo de donde egreso con el grado de Teniente de Artillería en 1897. Ascendido a Coronel, se desempeñaba como Jefe Instructor de la Guarnición de Ciudad Bolívar cuando al grito de “Mueran los Andinos” se apoderó del Cuartel  de Ciudad Bolívar, se erigió en Jefe Civil y Militar y entrego la Plaza a la Revolución Libertadora, cuyo comandante, el General Manuel Antonio Matos lo ascendió a General el 30 de julio de 1902.

La Batalla de Ciudad Bolívar

Juan vicente Gómez
A lo largo de su historia, la capital de la provincia de Guayana fue escenario de varias acciones de guerra, pero ninguna tan sostenida y sangrienta (cincuenta horas) como la dada por las fuerzas del gobierno castrista comandadas por el general Juan Vicente Gómez contra los últimos caudillos de la llamada “Revolución Libertadora”.
            La primera batalla que sufrieron los habitantes de esta parte del Orinoco fue la del ejército patriota comandado por los coroneles Francisco González Moreno y Francisco Javier Sola en 1812 para ocupar angostura cuyo cabildo que secundaba a la junta suprema de caracas había sido objeto de un golpe de estado por funcionarios realistas de la ciudad.
            A esta acción en la que incluso se emplearon 19 buques comandados por el Coronel Manuel Villapol, sucedieron en el tiempo las batallas de José Tadeo Monagas el 26 de mayo de 1815 en la Mesa de Angostura contra el Coronel Salvador Gorrín y la del 9 de junio del mismo año en Orocopiche contra los soldados del Capitán Antonio Puches.
            La del 18 de febrero de 1817 ejecutada por Piar y Cedeño en un frustrado intento por ocupar Angostura antes de la Batalla de San Félix y en la que perdieron 102 hombres, entre ellos, 11 oficiales.
            La del sitio de Angostura que culminó el 17 de julio de 1817  con la entrada del ejército patriota comandado por el general José Francisco Bermúdez tras la evacuación del Brigadier Miguel de la Torre.
            La batalla de los azules dada el primero de septiembre de 1871 por las fuerzas del general Adolfo Antonio Olivo, contra el Gobierno de Juan Bautista Dalla Costa hijo con saldo de 150 muertos y heridos.
            La de orocopiche y buena vista el 10 de agosto de 1892 que permitió la toma de ciudad bolívar a las fuerzas legalistas comandadas por los generales José Manuel (Mocho) Hernández y domingo sifontes y la última llamada “batalla de ciudad bolívar” el 19 de junio de 1903 como culminación de la Revolución libertadora.
            Después de la guerra de independencia y de la guerra federal, no ha habido en Venezuela otra de mayor alcance que la llamada “revolución libertadora” liderizada desde los valles aragueños por el banquero y general José Manuel Matos.
            A esta Revolución que logró  la unidad de todo el caudillaje “amarillos” y “nacionalista” venezolano contra el gobierno autocrático del General Cipriano se le atribuye un origen turbio pues en ese momento de su estallido, sobre el país pesaba una deuda internacional en constante reclamo y un conflicto entre el Gobierno y la Bermúdez Company por el cumplimiento de sus obligaciones impositivas con relación a la explotación de las minas de asfalto de Guanacoco y otros recursos naturales concesionados.
            La Bermúdez Company operaba en Venezuela desde hacia ocho años sobre la base de una concesión otorgada por el Gobierno de Guzmán Blanco al empresario norteamericano Horacio Hamilton para explotar los bosques y el asfalto del Estado de Bermúdez (Sucre-Monagas). En 1885 Hamilton traspasó la concesión a la “New York and Bermúdez Company” dedicándose esta empresa exclusivamente a la explotación del asfalto, descuidando los otros renglones contractuales al igual que sus obligaciones para con el Fisco Nacional. Frente a esta situación. Castro procedió a multar al trust del asfalto y decretar la anulación de la concesión.
            El 15 de mayo de 1902, el general Manuel Antonio Matos desembarcó por Guiria y reunió bajo su autoridad a jefes amarillos y nacionalistas seguidores del Mocho Hernández y con 12 mil hombres bien armados retó al ejército del Gobierno en Aragua comandado directamente por Castro y Gómez. El gobierno no obstante contar sólo con 6.000 soldados andinos le hizo frente al enemigo y lo derrotó. Pero la guerra continuaría.
            En plena guerra civil (9/12/1902) se produjo el bloqueo naval de las potencias extranjeras. Entonces se decía que el Imperialismo en función de sus intereses atacaba al gobierno de castro por dos frentes: el bloqueo de los puertos venezolanos por Inglaterra y Alemania que reclamaban secundados por otros países europeos el pago de una deuda de 25 millones de bolívares y la revolución Libertadora que según denuncia del propio Castro había sido financiada por el trust del asfalto con 145 mil dólares y sus instalaciones utilizadas como centros conspirativos y depósitos de armas.
            El bloqueo naval por potencias extranjeras llevó al gobierno a declarar una tregua en aras de la soberanía y la integridad territorial en peligro. De manera que comenzó por reconciliarse con los exiliados y poner en libertad a los presos políticos, entre ellos, el mocho Hernández que terminó abrasándose con castro en medio de la multitud que los aclamaba y dándole pábulo a sus seguidores para que abandonaran el frente revolucionario contra el gobierno.
            El bloqueo naval finalmente solucionado por la intervención diplomática de los estados unidos fue un mal que hasta cierto punto favoreció a castro y decretó el fracaso de la Revolución Libertadora que ya se venía venir por la existencia de múltiples jefes o caudillos que solo aceptaban nominalmente la autoridad del Banquero José Manuel Matos. La última batalla de esta guerra se dio en julio de 1903 en Ciudad Bolívar.
            La última batalla de la Revolución Libertadora vino a darse en este lado del Orinoco, en Ciudad Bolívar. Ya la revolución había dado todo cuanto tenía que dar. El general matos, cansado, decepcionado o apenado por tanta sangre inútilmente derramada, había proclamado la renuncia y llamaba a una rendición desde Curazao. No obstante el General Nicolás Rolando quiso probar suerte jugando la última carta dada la coyuntura que desde hacia meses venía ofreciendo el Estado Bolívar.
            El estado bolívar, gobernado por el general Julio Sarría, estaba defendido por el batallón cordero al mando del general Ovidio Salas y había permanecido fiel al gobierno de castro. Pero el 23 de mayo de 1902 el capitán Ramón Cecilio Farreras se sublevó con 137 soldados y otros oficiales, apoyado desde las calles por un grupo de civiles jefaturados por el general Francisco Constante Gerardino. Farreras se proclamó Jefe Civil y Militar del Estado para secundar la Revolución Libertadora.
            La Revolución Libertadora que había comenzado en el centro de la República en diciembre de 1901 con el alzamiento del general Luciano Mendoza, gobernador del estado Aragua, llevaba año y medio de cruentas jornadas en el centro, oriente y occidente y ya debilitaba, prácticamente descalabrada, se ponía una última jugada.
            Liquidados los reductos de Lara, falcón y Oriente, el general Juan Vicente Gómez, con los ojos fijos al sur, zarpó el 17 de junio de 1903 desde el puerto de la guaira con dos mil hombres de tropa y tres barcos de la armada. En soledad el general Emilio Rivas esperaba con otros 1.500 hombres del gobierno desde el 24 de junio, mes y medio después de haber llegado el General Nicolás rolando a la capital guyanesa.
            Gómez fondeo sus barcos frente a Ciudad Bolívar el 11 de julio, un año luego de haber pasado los vapores de guerra  comandados por los generales  Velutini y Ramón Delgado Chalbaud disparando contra la ciudad. Durantes tres días los mencionados barcos dispararon 1.330 proyectiles derribando casas y edificios públicos y averiando a otros como la Catedral, el Colegio Nacional, el Hospital Ruiz y Mercedes, el Acueducto, Cuartel del Capitolio, la Cárcel y Palacio Episcopal.
            Rolando y Farreras no esperaban ese día la llegada de las fuerzas del Gobierno pues se estaban preparando para invadir los Estados Apure y Guárico intentando un poco la campaña del Centro realizada por el Libertador en 1818. sus planes se derrumbaron cuando se oyeron los primeros cañonazos y las fuerzas de Gómez comenzaron a desembarcar por Santa Ana y marchar luego hasta Cañafístula situando la ciudad.
            Mientras Gómez movía sus piezas, su zamarro pariente el doctor José Rosario García, letrado colombiano que le servía de consejero, parlamentaba con distinguidos personajes de Ciudad Bolívar como el Obispo Antonio María Duran, Luis Brockman, cónsul de Alemania; Jesús Henserson, agente consular de los Estados Unidos y otros  que trataban de evitar el derramamiento de sangre que se veía sobrevenir. La idea de la capitulación tomó cuerpo y se habría firmado si no hubiera sido porque el general castro ordenó a Gómez que el enemigo se a discreción con todas sus elementos de guerra a cambio de las garantías a jefes, oficiales y soldados, excepción de Farreras, quien quedaría sometido a juicio ordinario por el delito de traición.
            Por la no entrega de Farreras fue imposible la capitulación. Monseñor Durán en nombre de Dios suplicó una vez más al Gobierno y Gómez respondió en estos términos: “Así como hay un Dios, yo tomo a Ciudad Bolívar”
            En la madrugada del 19 de julio de 1903 Ciudad Bolívar volvió a sentir el impacto demoledor y retumbante de la artillería gomecista. Los revolucionarios  reforzaron sus puestos en cada frente y rompieron el dique para que las aguas crecidas del Orinoco penetraran hasta la ciudad y la dejaran flotando como isla piramidal desde la cual dispararían durante tres días. El combate fue como recio y sangriento en los frentes El Dique, Santa Lucía, Ojo de Agua, Mango Asao, Cerro La Esperanza, El Obelisco, San Isidro, Cerro El Zamuro, El Cementerio, El Convento, Santa Ana y Los Morichales. 3.500 soldados del Gobierno contra disparando sus fusiles desde tierra y pesada y devastadoras cargas de artillería bombardeando desde barcos maniobrados en el Orinoco fue minando calle por calle hasta enervar la resistencia de los 2 mil hombres jefaturados por Nicolás Rolando. El Cuartel de El Capitolio fue el último en rendirse. En el Hospital Ruiz y Mercedes ya no cabían los heridos y en fosas comunes arrojados soldados y civiles muertos que fueron tantos como en la Batalla de San Félix en abril de 1817. Entonces todo se vio perdido. La diana del silencio empujó lágrimas al río y se oyó esta voz firme y pausada: “Ciudadano Presidente de la Republica  Cipriano Castro. El 21 de diciembre de 1901 salí de la Capital a someter al General Luciano Mendoza, primer alzado contra las instituciones de la República. Hoy, después de cincuenta horas de sangrienta batalla, tengo el honor de poner a su disposición esta plaza, último baluartes de la rebelión. Lo felicito por el afianzamiento de la paz en Venezuela. Detalles irán después. General Juan Vicente Gómez.