Antonio María Delgado, doctor en ciencias políticas,
graduado en la Universidad de Guayana en 1894, gobernó al Estado Bolívar
durante casi nueve meses en calidad de Primer Vicepresidente, vale decir, desde
el 7 de diciembre de 1908 cuando se ausentó el titular Linares Alcántara hasta
el 28 de agosto de 1909.
En 1909 fue recibido con una gran fiesta, pero como se
estaba en una situación política de facto, no hubo el tradicional cambio de
autoridades de principio de año. Alegres carreras de cintas en el Paseo San
Antonio, corridas de toros, inauguración de la temporada de cine con la
película silente “La Gallina de los huevos de oros” y una velada en el Teatro
Bolívar en la que destacó la actuación de las señoritas Matilde Von Buren,
María Gunterman y Ana Unselhn.
El Teatro Bolívar estaba en su apogeo. Ese año tuvo por primera vez luz eléctrica
con motivo de la nueva temporada que inauguró con la Compañía Japonesa –
Americana en la que eran figuras de primera línea los Hermanos Kawanura,
formidables gimnastas y acróbatas exaltados como “Los Reyes del Tapete”.
“Las bombillas
son de bastante fuerza por la completa claridad del local, prestando una luz
que por su buena distribución no daña la vista, a causa de esa intermitencia
que aún no ha logrado la ciencia impedir por completo” reseñó el diario El Luchador.
En esa ocasión el Consejo Municipal, entusiasmado por la
novedad, suscribió un Contrato con el dueñote la planta eléctrica, Ramón Enseñat, para el alumbrado del
Teatro. Así con alumbrado eléctrico, fue
posible que los bolivarenses apreciaron luego por primera vez la exhibición del
Bioscopo inglés precursor del Cinematógrafo, en el que proyectaron las
películas Triste Juventud, El Hijo
Prodigo y En el país de los sueños. Durante
la misma temporada fueron presentados el prestidigitador Chas Lieckey (Yuma) a
quien los bolivarenses llamaban El Brujo
y el ilusionista Conde Alfonso Fatrizio di Castiglioni.
A. Guillermo Lange,
dueño de una Farmacia y recién designado Agente Principal de Estampillas
en el Estado, lo motivó tanto el alumbrado eléctrico del Teatro Bolívar, que
comenzó a soñar una Planta Eléctrica para toda la ciudad capital. Este sueño se
le trasformo en realidad a partir de octubre del año siguiente cuando formó
parte de quienes impulsaron exitosamente una Compañía con tal fin.
La alegría de enero se empató con los carnavales de
febrero no obstante las amenazas de Castro, de repetir su proeza para
reconquistar el Poder, no desde el Táchira como en 1899, sino desde las
Antillas.
El carnaval de 1909 lo presidió en Ciudad Bolivar Miguel
Ángel Aristiguieta, quien se hizo llamar “General
en jefe de los ejércitos del desorden”.
Entonces el Carnaval, aparte de los espectáculos artísticos y otros
eventos típicos recreacionales, configuraba una intensa batalla de harina y
confites entre dos grandes bandos: Rojos y Azules. Los partidarios de cada bando hacían más
divertido y alegre el Carnaval enarbolando en sus casas una bandera con el
color de su divisa.
Las fiestas, sin embargo, estuvieron algo perturbadas
por la explosión de una cantidad de cohetes en el coche que ocupaba la
Presidencia, resultando un herido. También por la muerte del Gral. Matías
Alfaro, soldado de la Guerra Federal y la noticia de los fallecimientos de G.
H. Blohm, en Hamburgo y Enrique Vicentini, en Italia. El primer fundador de la Casa Mercantil Blohm
en Ciudad Bolívar y el segundo, hijo del tipógrafo Cristiano Vicentini y
hermano de Federico y César, comerciantes de la plaza. Ese mismo año, pero en el mes de julio,
falleció también en Caracas, siendo senador por Bolívar, el Gral. Manuel
González Gil, quien había sido Presidente del Estado en 1894.
Gómez acomodaba sus piezas en sitios estratégicamente
claves como el Territorio del Yuruari, en el que colocó de Gobernador al Dr.
Luis Godoy, quien en 1911 lo será también del Estado y de Comandante de Armas
de toda la región del Orinoco, dejó al general Juan Fernández Amparan, hombre
que se ganó su admiración en la Batalla de Ciudad Bolívar cuanto tomó la Fortaleza
del Zamuro, en la fase final de la Revolución Libertadora.
El Presidente Antonio María Delgado, quien tenía su
residencia al igual que su bufete, en la calles Bolivar 38, frente a la Plaza
Mayor, continuo la labor de su antecesor apoyado por éste desde el Ministerio
de Relaciones Interiores.
Una de sus primeras resoluciones estuvo dirigida a darle
mayor accesibilidad a la calle Carabobo que se hallaba en muy mal estado. Para ello resolvió el 3 de febrero designar
al constructor Antonio Valera Villalobos “para
ejecutar los trabajos de reparación de la calle Carabobo en la cuadra
comprendida entre las calles Amor Patrio y Bolívar, y construcción de una escalinata de concreto
que de acceso a la expresada calle por la calle Bolívar”. Asimismo encomendó una semana después a
Valera Villalobos la reparación del empedrado de la calle La Concordia y ordenó
la importancia de cemento romano en barriles para construir las obras públicas
que habían sido decretadas por su antecesor, entre ellas, la Plaza Farrera.
Ciudad Bolívar comenzó entonces a tener dos diarios al
sumarse a El Luchador el Ecos del Orinoco, impresos en la
tipografía “El Comercio” de Pedro Liccioni. Este periódico vespertino comenzó a
circular el 2 de marzo bajo la experta dirección de José María Navarro, luego
que su hermano Cleto decidió separarse El Luchador para trabajar ambos en
comunidad. Cleto Navarro fundará cinco meses después la Sociedad Tipográfica
“Juan Germán Roscio”.
Entonces se dudaba de si los restos de Juan Germán
Roscio estaban inhumados en el Cementerio de Ciudad Bolívar, no obstante haber
fallecido en Cúcuta. “¿Los habían
trasladados aquí?” se preguntaban los bolivarenses, luego de haber leído en el
diario El Universal de Caracas una nota pidiendo el traslado de sus restos
de Ciudad Bolívar al Panteón Nacional. “Reposan
sus venerables restos en el Cementerio de Ciudad Bolívar en una modesta bóveda
de ladrillo con una cruz y breve inscripción” decía la nota, explicando que
“descendientes los Afanador Roscio, actualmente
en Ciudad Bolívar, pueden indicar donde está situada la tumba”. Añadía que el prócer Juan Germán Roscio había
nacido en Caracas en 1769 y muerto el 13 de mayo de 1821, a los 52 años de
edad. Posteriormente el mismo periódico
se ocupó de aclarar la verdad. Los
restos de Roscio nunca fueron inhumados en el Cementerio de este lado del
Orinoco, no obstante haber residido junto con su esposa la angostureña, Dolores
Cueva Afanador y haber sido Presidente de Congreso y Vicepresidente de la Gran
Colombia mientras Angostura fue asiento de los Poderes Supremos.
Siendo Presidente del Estado, el doctor Antonio María
Delgado, comenzó el juicio contra Cipriano Castro por la muerte en Territorio
del Estado Bolivar del Gral. Antonio Paredes, hombre altivo y de una cimentada
cultura aristocrática. Había estudiado en Saint – Cyry leía en sus respectivas
lenguas los clásicos de Francia e Inglaterra.
Siempre menosprecio a Castro y participo en las campañas militares de
1892 al lado de la Revolución Libertadora.
En 1989 – 1899 y en 1903. En 1907
trató e invadir el Oriente con 16 guerrilleros en una operación casi suicida,
pero fue sorprendido por soldados castristas enviados por el Presidente de
Bolívar, Gral. Luis Valera. Amarrado se le condujo con sus compañeros
hasta Barrancas y luego al vapor “Socorro” donde fue fusilado en la madrigada
del 15 al 16 de febrero.
El Cnel. Jesús García, al mando del cual estaban los
hombres que le dieron muerte, aclaró más tarde los hechos. “No traiga usted presos: de oficial para
arriba fusílelos”. Habría sido la orden
de Castro para Valera en febrero de 1907.
Paredes junto con sus leales guerrilleros fue capturado y fusilado a
bordo del vapor Socorro y lanzado al
Orinoco. Días después, pescadores vieron
el cadáver flotando, lo rescataron y le dieron sepultura en Payara, ribera
izquierda del Río Padre.
En abril de 1908, el Presidente del Estado Dr. Antonio
María Delgado, designó al Dr. José Félix Armas, presidente de una Comisión que
por resolución del Ejecutivo Nacional fue autorizada para exhumar los restos
del romántico General carabobeño y trasladarlos a Caracas.
Antonio Paredes, nacido en Valencia en 1869, contaba 38
años cuando fue fusilado. Era hijo del
General Manuel Paredes, liberal que se destacó en la Guerra Federal y escribió
varios libros, entre ellos, “Consejos e instrucciones sobre el arte de
la guerra”.
La causa iniciada contra Castro por abuso de Poder y
haber ordenado el asesinato de Paredes, prospero y la Corte Federal y de
Casación lo declaró suspendido e inhabilitado para el ejercicio de la
Presidencia.
Gómez perdonó a los enemigos de Castro exiliados o
encarcelados, entre ellos, a Ramón Cecilio Farreras, quien salió en libertad en
marzo de 1909 del Castillo Libertador de Puerto Cabello donde pagaba condena
(10años) junto con su padre y su tío, muertos en prisión. (Falleció en Mérida
el 8 de diciembre de 1921).
El nuevo estado de cosas repercutió favorablemente para
algunos y muy mal para otros cuyos negocios se vieron afectados, especialmente
aquellos que tenían concesiones del Estado como Eugenio Berletta, quien se vio
obligado a poner en venta su empresa telefónica y los dueños de la Compañía de
Vapores del Orinoco.
Con fecha 4 de junio se constituyó la Compañía de
Navegación Fluvial y Costera de Venezuela, para continuar explotando el
contrato que sobre navegación del Orinoco y sus afluentes aprobó el Congreso
Nacional en 1904 a favor de la Compañía de Vapores del Orinoco, cuyos derechos
traspasó a Guillermo Montes y éste a la expresada Sociedad, previa aprobación
del Ejecutivo Nacional del 21 y 22 de
mayo. La Directiva de esta nueva empresa
de navegación con Capital de 3 millones de bolívares, quedó presidida por Ramón Delgado Chalbaud; Vicepresidente,
Roberto Handerson y Vocales; Jesse Henderson, Eliseo Sarmiento y Luis Sucre.
Además de la navegación por mar y río, los bolivarenses
querían medios de transporte terrestres más fluidos porque ya se estaban
cansando de viajar en vapores. El
jurisconsulto José Gabriel Machado, descendiente del prócer de la
independencia, Capitán de Navío José Tomas Machado, propuso la construcción de
un Ferrocarril Barcelona – Soledad, proposición que fue acogida por los
representantes bolivarenses en el Congreso, entre ellos, el senador Gral.
Manuel Silva Medina, igualmente empeñado en que el Congreso de la República
otorgara a los próceres José Tomás de Heres, José Tomás Machado, Ramón Isidro
Montes y José Tadeo Ochoa, los honores del Panteón Nacional.
La proposición del ferrocarril tuvo aceptación
mayoritaria por diputados del Congreso, quienes suscribieron la introducción
del proyecto de decreto. No obstante
tuvo oposición en algunos sectores. Un tal
Bachiller Mungría escribió en El Tiempo de
Caracas contra el proyecto alegando que
tendría el costo exorbitante de 10 millones de bolívares.
Para legalizar el golpe de estado, el Congreso de la
República dictó una nueva Constitución Nacional que fue promulgada por Gómez el
5 de agosto de 1909 y la cual restableció los 20 Estados federales, fijó en
cuatro años el período presidencial e instituyó el Congreso de Gobierno cuyo
presidente suplía al primer magistrado.
Entre el golpe de 1908 y el inicio del nuevo período
constitucional fijado para el 19 de abril de 1910, Gómez ejerció con carácter
provisional el Poder Ejecutivo y gobernó en su primera fase con los caudillos
más representativos del partido liberal amarillo y del liberalismo nacionalista
que luego se vio obligado a execrar por haber ellos entrado en una absurda
rivalidad dentro del propio gobierno.
Entre esos caudillos estaban el General coreano
Arístides Tellería, a quien nombró Presidente provisional del Estado Bolívar en
el mes de agosto, para sustituir al Dr. Antonio María Delgado.
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