jueves, 29 de octubre de 2015

Gobernador Marcelino Torres García (Primer Período) 1915-1018



El Gral. Marcelino Torres García, pacificador de los brotes sediciosos de la Región del Yuruary, fue premiado con la Presidencia del Estado para el periodo constitucional 1915 – 1918. (Falleció en Caracas el 16 de abril de 1951 y sus restos trasladados a esta ciudad)

En las elecciones para que el periodo constitucional se iniciara en enero de 1915, resultados diputados al Congreso por el Estado Bolívar el Presidente saliente, Dr. Luis Godoy, quien luego será presidente del Estado Lara, y el Gral. César Vicentini. Senadores: Dr. Manuel Díaz Rodríguez y Dr. Domingo A. Coronil.

El Gral. Marcelino Torres García fue electo por la Asamblea Legislativa el 25 de febrero de 1915 y tomó posesión de la Presidencia del Estado el día siguiente a las nueve de la noche, junto con el Dr. José de Jesús Gabaldón y el Gral. Anselmo Zapata Ávila, primer y segundo vicepresidente, respectivamente.
Nombró Secretario General de Gobierno al Dr. W. Monserrate Hermoso, quien cinco meses luego fue sustituido por Víctor Alberto Rodríguez y este finalmente por le Dr. J. M. Agosto Méndez.

Prácticamente fue un gobierno de continuidad administrativa los primeros seis meses.  En septiembre comenzó a sentirse con la decisión de sustituir el Puente Lange sobre el río San Rafael por otro de mayor confiabilidad y en tal virtud decretó el 16 uno de hierro y mampostería, de 22 metros de largo por 4.50 de ancho y 2.50 de alto conforme a los planos presentados por el ingeniero municipal Dr. J. Mendoza Briceño a cuyo cargo corrió la dirección técnica.  En vez de Lange se llamará Puente Gómez asumió el Poder de forma absoluta.

Para los gobernantes gomecistas el 19 de Diciembre era una fecha tan importante como cualquiera efemérides patriótica y, por lo tanto, era conmemorada con actos oficiales que incluía la inauguración o decretos de realización de obras de servicio y monumentos públicos.

A tal efecto, el 19 de diciembre de 1916, el Presidente del estado decretó la creación de la Banda Gómez, bajo la dirección del profesor José Francisco Calloca, músico italiano llegado a Ciudad Bolívar a comienzo de siglo como integrante de una de esas Compañías de espectáculos teatrales que visitaban a Venezuela y no regresaban sonantes pasar por el Teatro Bolívar.

Calloca, anteriormente había sido director de Banda Marcial del Batallón Rivas     Nº 17 y subdirector de la Banda del Estado.  Estuvo en Caracas en 1914 y en el Templo de Altagracia, un Viernes Santos, estrenó su obra La Paráfrasis de Job, muy reseñada por la prensa.

El general Marcelino Torres García se lo trajo nuevamente para ponerlo al frente   de una Academia de Música creada por decreto del 3 de agosto de 1915 y cuyo único objeto era el de formar 40 músicos para una nueva Banda, es decir, la Banda Gómez.      La dirección de banda Marcial del Batallón Rivas, la puso en manos de Manuel Jara Colmenares, antiguo director de la Banda del Estado desde finales de siglo anterior.

La Banda Gómez fue vestida por la Casa Italia Adolfo Lapini con dos juegos de 44 uniformes de gala y media gala.  Los primeros de excelente paño negro de forma dolmar, de dos hileras de botones plateados y brandeburgos blanco y azules, sus correspondientes kepis de forma alta, semejantes al  usado por ciertos cuerpos de la infantería italiana, con plumero blanco y azul, cuerda con los colores venezolanos y una lira plateada.  Los uniformes de media gala eran de drill y kaki con sus distintivos e insignias.

Siguiendo la norma oficial fue decretada el 24 de junio, Día del Ejército e inaugurada el 19 de diciembre de 1917 la Plaza de la Rehabilitación en la zona de San Isidro.  En el centro de la plaza una columna de 15 metros ostentando la alegoría del gran cuadillo de la Rehabilitación, creada y ganada en concurso por le artista Juan de Dios Baldivián.

Como también era conveniente honrar el día del Ejército, le pusieron a El Trabuco el nombre oficial de 24 de junio.  El Trabuco era un camino que permitía el acceso de los habitantes de la ciudad a Los Morichales.  En esa ocasión la senda fue nivelada y puesta al servicio en mejores condiciones de transitabilidad.  De la misma manera, fue inaugurado frente a la Plaza Farreras el Parque Mariño y El Tapón transformado en Parque Piar luego de su reconstrucción con nuevos terraplenes, aceras, pavimentación, piletas y siembra de árboles.  El Paseo El Porvenir desmontado a partir de la parte baja de La Laguna siguiendo hacia Los Morichales, Paseo 5 de Julio, Avenida Germania, calle Orinoco y el Dique.

Al Dique se le hacía trabajos de reforzamiento y la dirección de las obras como fue puesta en manos del ingeniero francés J. M. Vallice, produjo disgusto en la Casa Blohm, consecuencia de la Guerra del 14.  El roce trascendió a la prensa local y alemán Fritz Kúhn, jefe de la Casa Blohm y Cía., fue llamado el kaiser o Guillermo II de Ciudad Bolívar.

Se pavimentaron El Paseo La Alameda y Calle Orinoco incluyendo la construcción de sus aceras y por último el Gobierno decretó de utilidad pública la Clínica de Niños Pobres fundada por la Sociedad de Médicos a objeto de poder contribuir según las necesidades de la institución.

Para época San Félix era un lugar distinto al Caroní.  A San Félix  se iba por el Orinoco y los pueblos del Caroní por Caruachi que ni siquiera era un camino sino prácticamente una trocha.  Un camino para entonces tenía la importancia de una carretera hoy.  De modo que el Concejo de Heres dictó el 3 de noviembre de 1916 un acuerdo declarado Camino la vía que conduce de Ciudad Bolívar a Caroní, por Caruachi.  Era e mismo camino real de la época de la Colonia.  En 1769 comenzó a construirlo el Gobernador Manuel Centurión, y fundó ese mismo año las Misiones de Santa Ana y Monte Calvario.

Durante ese lapso trienal de Marcelino Torres los Carnavales fueron alusivos a la Guerra del 14.  Los de 1915 las comparsas y carrozas representaron a todas las naciones del orbe.  Se escogió a una mujer bella para representar a cada país y entre la más bella de las bellas la Reina de la Paz.  Los escritores y poetas dedicaron a cada una poemas en verso y prosa.

La profusión de poetas en el Estado era increíble y los Gobernantes, no obstante si reciedumbre militar, no eran ajenos a esa manifestación.  El general Marcelino Torres dispuesto por decreto en diciembre de 1915 la publicación de los poemas del upatense Sabás Fernández, muerto en la Estación fronteriza de Bocas del Venamo el 23 de julio de 1912.

Los carnavales resultaban más vistosos por la incorporación del automóvil que llegaba de las marcas Ford, Dodge, Buick, valle y hasta un Dion Booton de seis asientos y 40 HP al lado de los ruletos y coches Victoria tirados por caballos.

Ver a una linda bolivarense transportada elegantemente vestida en un coche Victoria era como para salir directo en busca de remedio para el amor a la casa de Yaguarín, el brujo famoso de entonces que lo curaba todo con oraciones y alcornoque mezclado con raíces de Arestín, no obstante las criticas del doctor A. Lecuna Bejarano, presidente del Centro de Farmacéuticos.

El Bachiller Ernesto Sifontes todavía no se ocupaba de las observaciones meteorológicas sino que hallaba administrando una Agencia general de negocios que se ocupaba de solicitar terrenos para la explotación de productos naturales entre otros.  Por lo menos así decía el anuncio que mantenía en la prensa. De las observaciones meteorológicas se ocupaba desde la Dirección del Colegio Federal el profesor Guillermo Tell Villalobos, muy bien equipado con termómetros, barómetros y anemómetros.

De esos tiempos de Torres García es la Sociedad Cooperativa de Artesanos             y Obreros fundada con 73 miembros y la Lotería de Hospitales.  El Nuevo Diario,                El Universal y La Revista, publicaciones caraqueñas que circulaban en la ciudad regularidad, gracias a la distribución de Manzaneda Anzola.  Había una Casa de Pensionista llamada La India, en la calle Dalla-Costa, al lado de la Botica Vargas que su dueña Barbarita Enet de Pérez recomendada como la mejor del país. Los venezolanos, especialmente los bolivarenses, vivían absortos y pendientes de ese milagro llamado el Petróleo que según las informaciones ya había sido localizada en Cumaná, Pedernales, Maracaibo, Táchira, La Guajira, Delta del Orinoco y Betijoque.  Pronto los hacendados bolivarenses comenzarían a hacer acusaciones imaginándose un pozo de petróleo en cada fundo.

La zona de El Convento siempre presente en la crónica sensacional, ya por el niño de tres razas o porque la Policía sorprende a sujetos aprovechándose del material de su construcción o porque u argelino prófugo de Cayena cometió un asesinato.  Es tiempo de llorar, no sólo por los desmanes de los delincuentes sino porque los poetas o los hijos de los poetas se mueren.  Llegan las noticias de la muerte del hijo del poeta Andrés Mata en El Escorial, del gran poeta nicaragüense Rubén Darío, del comerciante guayanés Ángel Santos Palazzi en pleno combate de la Guerra del 14, del hermano del General Marcelino Torres García, en Caracas; de doña Manuela de Farreras, viuda del prócer de la independencia Ascensión Farreras; del tipógrafo de El Anunciador y El Luchador Cleto Navarro, del doctor Luis Natera Ricci, de Clemente Leoni, padre de Raúl Leoni, quien llegará a ser Presidente de Venezuela, en tanto que la balandra Emilia de Francisco Bartola naufraga al chocar contra la piedra de la Lavandera en Angostura.  La tripulación fue salvada por la lancha de vapor Cristina de Andrés J. Pietrantoni.

Para rematar, ocurrió la muerte del doctor Antonio María Durán, séptimo obispo de la Diócesis de Guayana, el 16 de junio de 1917.  Ya el gobierno de Diócesis, debido a sus 93 años, había pasado manos del Vicario Capitular Dr. Sosa.  El prelado falleció a las 4:35 de la tarde y sus restos embalsamados e inhumados en la Catedral.

Lina Mercedes Torres, hija del Presidente del Estado, Marcelino Torres García, había sido electa Reina del Carnaval 1917, pero luego debió renunciar por la muerte de su tío.  La sucesora Amelia Casalta, quien obtuvo 12.983 votos en las elecciones populares, también renunció ante la directa que entonces presidía W.D. Handerson.

El 20 de febrero de 1918 se venció el periodo constitucional de Marcelino Torres García y como aspiraba a la reelección resignó el Poder de acuerdo con el artículo 48 de la Constitución del Estado en manos  del Presidente de la Corte Suprema, Cipriano Fry Barrios, quien ratificó al Dr. J. M. Agosto Méndez en la Secretaría General

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