Este militar y
político venezolano, nacido en el Tocuyo, Estado Lara, fue uno de los hombres
fundamentales de la dictadura gomecista y le toco gobernar al Estado Bolívar
durante el periodo 1921 – 1923.
En enero de 1921, tal como estaba pautado
constitucionalmente, feneció el segundo período del general Marcelino Torres
García y fue electo y juramentado en su lugar por la Asamblea Legislativa para
el período trienal 1921 – 1923, el general Vicencio Pérez Soto, quien venía de
ejercer la Presidencia de Estado Apure.
Lo acompañó en la Secretaria General el doctor Antonio
María Delgado, quien residía en la casa donde estuvo preso Piar poco antes de
su fusilamiento en la Plaza Mayor. Una
de las primeras tareas del mandatario regional venido de Apure, fue realizar
una gira detenida por el interior del Estado. Era la época de las voces
prometedoras del petróleo que repercutieron contagiosamente en el Estado
Bolívar.
A raíz de la promulgación de la primera Ley de Minas e
Hidrocarburos, aprobada por el Congreso Nacional el 19 de junio de 1920, que
disminuyó el tamaño de las concesiones y permitía a propietarios particulares
tener concesiones en sus tierras, se desató en Bolívar la fiebre por el
petróleo y cada hacendado creía tener un potencial pozo con su finca.
El propio Presidente del Estado, Vicencio Pérez Soto,
obtuvo concesiones (1922) en el Bajo Orinoco que luego trasfirió en 1926. El
doctor J. M. García Parra, dueño de la Clínica de su nombre entre las calles El
Rosario y Porvenir, director del Hospital Ruiz y quien para 1921 celebraba sus
Bodas de Plata profesionales, obtuvo concesiones para buscar y explotar
petróleo que nadie había detectado en su hacienda de “El Amparo”. Asimismo, Antonio Bianchi en su fundo “La
Estrella”; Pedro Lucas Mérida, en la “Yeguera Merideña”; Antonio Valera
Villalobos, en sus tierras de San Rafael de Borbón; Emilio Uncein, Marcelino
Torres García y su hijo Manuel Torres Rendón obtuvieron sendas concesiones en
sus haciendas.
Al Gobierno de Pérez Soto le preocupaba la situación
deficitaria de la Municipalidad y decide por decreto disponer de 72 mil
bolívares para cancelar sus deudas con el comercio local acumuladas durante
once años. Atendiendo a una solicitud
del Obispo Sixto Sosa eleva a Santa Ana a la categoría de Parroquia
Eclesiástica. Crea la Escuela de Canto
para Niñas bajo la dirección de Mercedes Tovar de Figarella. Asimismo la primera escuela de taquigrafía y
mecanografía para niñas. Esta escuela
con el nombre de “Isabel Soublete” tenía cupo para diez alumnas y la de canto
para 12 niñas de 14 años. Decreta y
celebra el bicentenario del natalicio de Juan Bautista Dalla Costa. Con tal motivo se realizan Juegos Florales, se
publica una biografía del prócer escrita por el Dr. Luis Felipe Vargas Pizarro
y se reconstruye la Plaza Miranda con su nombre.
Vicencio Pérez Soto fue uno de los Presidentes de
Estados más preocupados por el
problema sanitario de la Laguna El Provenir y decidió conjuntamente con la
Municipalidad hacerle frente. El 6 de enero
de 1922, el Concejo dispuso la desecación de la Laguna que mora al oriente de
la población y al efecto creó una Junta de Fomento presidida por el Dr. J. M.
Agosto Méndez e integrada por el mismo Presidente del Estado, Vicencio Pérez
Soto, Fritz Kuhn, Carlos Palazzi, Virgilio Casalta, Pedro Luccioni, Carlos
Suegart, Marco Guillermo Lanz y B Beltrán Dalla Costa. Se contrató al inglés H. Gould un proyecto de
desecación que costó 6.715 libras.
Para cubrir los costos del proyecto, el Gobierno
Regional aportó 40 mil bolívares y la Municipalidad autorizó la emisión de 1000
bonos por valor de 50 bolívares cada uno, cuyos tenedores podían pagarse con
los propios terrenos de la Laguna una vez saneados. Se pidieron las máquinas a Norteamericana y
se giró por adelantado 2 mil dólares equivalente a la cuarta parte de su valor.
La máquina se instalaron después de finalizado el
período de Pérez Soto y durante el primer mes de trabajo, junio de 1927,
funcionó durante 288 horas y 20 minutos y extrajo de la Laguna 69.200 metros
cúbicos igual a 69.200 litros de agua.
Concluido su período, el general Vicencio Pérez Soto
sale a ocupar la Presidencia del Estado Trujillo (1924-1926), donde se
terminaba de construir el tramo de la carretera trasandina Valera – Escuque,
para cuya inauguración creó el lema “Viva Gómez y adelante” que se popularizó
por toda Venezuela.
La explotación del balatá y el pendare, al igual que el
añil tuvo durante esta gestión problemas con el mercado foráneo al comprobarse
que los mismos eran adulterados a objeto de lograr mayor peso. Para evitar este riego denuncio, el General
Pérez Soto dispuso multa de un mil pesos has 5 mil bolívares contra los
empresarios que se les comprobase la adulteración con materias extrañas a dicho
producto.
Para conmemorar el aniversario de la llamada Era de la Rehabilitación Nacional, el
general Pérez Soto decretó una Exposición Regional. En ese período se decretó el impuesto de un
bolívar para la extracción del oro y fue demolido del Convento de los
Franciscanos en la hoy Plaza Centurión. Decretó la construcción de la carretera
Ciudad Bolívar a Upata pasando por Caruachi y se nombró una Junta para la
conservación y mantenimiento de las vías de carreteras malogradas por los
vagones tirados por yuntas de bueyes.
Durante el primer año de gobierno del general Vicencio
Pérez Soto, ocurriendo dos muertes que de distintas maneras impactaron en el
alma colectiva bolivarense. La de Tomás
Funes, el 31 de enero de 1921, en San Fernando de Atabapo y la de José Manuel (El Mocho) Hernández, el 25 de agosto en Nueva
York.
Funes, natural de Río Chico (Estado Miranda), hijo de un
general de apellido Guevara que combatió en las guerras “Mocheras” y en la
Revolución Libertadora, fue capturado y ejecutado por las tropas revolucionarias
del general Arévalo Cedeño, luego de un Concejo de Guerra que lo halló culpable
del asesinato de más de 400 personas de cuyos bienes se apropio, mientras bajo
un régimen de terror se sostuvo en el Gobierno de Amazonas explotando el balatá
y el caucho.
El Mocho Hernández, Jefe político y militar del Estado
Bolívar después de la Batalla de Orocopiche en 1892 y el primer aspirante a la
Presidencia de la República que hizo campaña electoral en Venezuela al estilo
democrático de hoy, había nacido en Caracas
en 1853 y falleció en Nueva York en 1921, a la edad de 68 años. Allí se hallaba perseguido del dictador Juan
Vicente Gómez, tras un exilio de ocho años que había comenzado por Puerto Rico
y Cuba. También, por su persistencia
espíritu de combate, lo había sido la Guzmán Blanco, Joaquín Crespo y Cipriano
Castro.
Excelente articulo mi estimado, el genaral Vicencio Pèrez Soto fue un muy buen gobernador!
ResponderEliminar